BUENAVISTA, CON ALIMENTO PARA TODOS
Proyecto de Aula Institución Educativa Primavera, Sede
Buenavista
MILLER FIGUEROA MOSQUERA
PUERTO RICO, META
2012
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
La actividad agrícola de la vereda Buenavista está condicionada por dos
factores importantes. Por un lado, las tierras destinadas a cultivo son poco
fértiles. De otra parte, la principal actividad agrícola no está destinada a
cubrir necesidades alimentarias.
De este modo, la calidad alimentaria de niños y niñas no está cimentada
en su propia producción, sino que dependen de la comercialización con otras
zonas del municipio. Así mismo, la enorme distancia entre el centro urbano y la
vereda Buenavista, han llevado al declive del restaurante escolar, sin la posibilidad
de ofrecer almuerzos, siendo obligado apenas un refrigerio para los
estudiantes.
PREGUNTA DEL PROBLEMA
¿De qué manera
se puede fortalecer la calidad alimentaria de los estudiantes de la Sede
Buenavista?
OBJETIVOS
Objetivo General:
Fortalecer la
calidad alimentaria de los estudiantes del Centro Educativo Primavera, Sede
Buenavista, mediante la creación de una huerta escolar que aporte sus productos
al restaurante de la sede.
Objetivos Específicos:
1. integrar los
esfuerzos de la comunidad educativa para la adecuación, construcción del
espacio físico donde se sembraran los productos alimenticios y recolección de
insumos necesarios para el cultivo.
2. Generar un
intercambio de experiencias con el Centro Educativo las Palmas, Sede Brisas del
Valle, para la elaboración del abono orgánico que será utilizado en la huerta
escolar.
3. Presentar los
resultados de las actividades y componentes del proyecto a la comunidad
educativa de la sede.
4. Socializar el
proyecto y sus resultados a través de internet.
JUSTIFICACIÓN
La vereda
Buenavista, en el municipio de Puerto Rico, responde a ciertas particularidades
frente a la realidad alimentaria de niños y niñas, que afectan directamente la
calidad de su desarrollo. Por un lado, los procesos productivos agrícolas de la
región, no suplen necesidades alimentarias. Así mismo, la realidad de pobreza
que sufren los habitantes de la vereda, los obliga a optar por actividades
económicas de índoles diversas.
Por otro lado,
la enorme distancia de la vereda con el casco urbano, ha afectado el
sostenimiento del restaurante escolar. Como complemento, muy pocos padres de
familia se han interesado en llevar el proceso que demanda el sostenimiento y
trabajo propio del restaurante escolar.
En este sentido,
el proyecto “Buenavista, con Alimento para Todos”, esta direccionado a crear y fortalecer
la huerta escolar, en la que niños y niñas entraran a sembrar y cosechar diversos
tipos de plantas, según las necesidades de la región y la curiosidad de cada
estudiante.
MARCO CONCEPTUAL
Los huertos pueden
ser definidos como sistemas de producción de alimentos de origen vegetal,
generalmente en pequeñas parcelas de tierra - tanto en zonas rurales como
urbanas - que contribuyen a mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y la
economía de la agricultura familiar. Hay diferentes tipos de huertos, de
acuerdo con su propósito y el tipo de actores involucrados: Huertos
Comunitarios, Escolares, Familiares, Urbanos, Terapéuticos, Pedagógicos, etc.
Sin embargo, hay algunas características que son comunes a todos ellos:
- Pequeña escala: son cultivados en pequeños
lotes de terreno.
- Agricultura de proximidad: están localizados
cerca de las familias, escuelas y comunidades.
- Diversidad alimentaria: producen diferentes
tipos de vegetales (legumbres, frutas, cereales, raíces, etc.).
- Flujo continuo de producción: los alimentos son
producidos a lo largo del año de acuerdo con su época de cultivo.
- Auto-consumo: se destinan principalmente a al
autoconsumo y también a la venta de algunos excedentes.
- Producción de bajo costo: las inversiones son
reducidas y la mano de obra es local.
- Agroecología: en la mayoría de los casos
utilizan prácticas agroecológicas.
La contribución de
los huertos para la seguridad alimentaria y nutricional es evidente. Por un
lado, proporcionan acceso directo y diario a los alimentos. En segundo
lugar, proporcionan una mayor disponibilidad de alimentos para las
familias y las comunidades sobre una base regular, garantizando la estabilidad
en la producción y el consumo durante todo el año. La diversidad de
productos frescos de los huertos mejora la calidad de la dieta desde el punto
de vista nutricional. Por último, el exceso de producción proporciona
ingresos adicionales a las familias y permitiendo el acceso a otros bienes y
servicios (educación, vestido, vivienda, salud, etc.).[1]
Huertas escolares
Aunque una
huerta escolar no está condicionado según la zona, rural o urbana, si vemos que
las huertas escolares tienden a presentar mejores condiciones de producción
cuando son creadas a partir del quehacer y conocimientos del campesino. En este
sentido, cuando niños y niñas de un colegio rural unen esfuerzos para llevar a
cabo un proyecto de agricultura, es la escuela el mejor lugar para llevar a
cabo una experiencia de siembra, unido de paso al conocimiento generado a
partir de la dinámica pedagógica del maestro, en conjunto con el saber heredado
del estudiante, más el contexto del centro escolar como espacio para crear
dicho conocimiento.
Los huertos escolares
son áreas cultivadas en parcelas de tierra de las escuelas o en su proximidad y
se desarrollan principalmente con fines de enseñanza, a pesar de que pueden
resultar en recursos (alimentos e ingresos) para la escuela. Teniendo en cuenta
la relación directa entre el hambre, la pobreza y el analfabetismo,
organizaciones internacionales como la FAO, PMA y UNICEF reconocen la
importancia de los huertos escolares en la promoción de la seguridad
alimentaria y mejora de la calidad de la educación. Un estudio de la FAO
identificó tres objetivos principales se pueden lograr a través de los huertos
escolares:
- Lograr que la educación de los niños en las
zonas rurales y urbanas sea más pertinente y de mejor calidad a través de un
aprendizaje activo y de la integración en los planes de estudio de
conocimientos teóricos y prácticos sobre agricultura y alimentación,
incluyendo el conocimiento de preparación para la vida.
- Proporcionar a los alumnos una experiencia
práctica en la producción de alimentos y manejo de recursos naturales, que
actúe como fuente de innovación que puede ser transmitida a sus familias,
así como aplicados en sus propios huertos y granjas familiares.
- Mejorar la alimentación complementando los
programas de alimentación escolar con productos frescos ricos en
micronutrientes y proteínas, y aumentar el conocimiento de los niños sobre
nutrición en beneficio de toda la familia.
Los huertos son una
fuente de alimentos frescos y variados, con beneficios nutricionales importantes. La implementación de huertos
en las escuelas puede desempeñar un papel clave en la mejora de los niveles
nutricionales de los niños, ya sea por el acceso directo a una variedad de
alimentos, o bien por la introducción de conocimientos sobre su valor
nutricional, métodos de preparación y dieta adecuada. Estas iniciativas deben
de ser acompañadas de conocimientos sobre prácticas de higiene y saneamiento. Los niños constituyen además, un vehículo
de información sobre estas prácticas para las familias.[2]
Comienza la huerta
En términos
generales, un proyecto de huerta escolar debe estar fundamentado en:
- Disposiciones
institucionales que permitan reunir y coordinar a los principales
protagonistas, especialmente a los ministerios de educación, agricultura y
medio ambiente, a fin de facilitar la elaboración de un marco de política
nacional y de directrices para la ejecución, y prestar apoyo técnico para
la planificación y puesta en práctica de los programas.
- Capacitación
para los docentes, los cocineros de los comedores escolares y los
voluntarios de la comunidad en materia de planificación y gestión de
huertos escolares y sobre cómo usarlos en la enseñanza y la alimentación
escolar, así como la preparación de directrices de capacitación prácticas.
- La
integración de la horticultura en los planes de estudios a fin de que se
asigne suficiente tiempo para los huertos escolares y las actividades
didácticas conexas, sin afectar al resto del programa escolar.
- La
elaboración de material didáctico, incluidos libros de texto, medios
visuales y vídeos.
- Apoyo
presupuestario para sufragar el costo del mejoramiento de tierras (p. ej.,
cercados, sistemas de riego) y de elementos relacionados con la
explotación y mantenimiento de los huertos escolares.
- Una
asignación presupuestaria para los elementos básicos de los programas de
alimentación escolar en todas las escuelas que cuenten con un huerto
escolar.
- El
debido seguimiento y evaluación del programa.
Localmente es necesario:
- Medios para hacer intervenir a la comunidad en donde esté situada la escuela por ejemplo, mediante asociaciones de padres y docentes en la creación y gestión del huerto escolar, incluyendo conocimientos especializados y asesoramiento locales, tierras y mano de obra voluntaria, así como posiblemente también algunos insumos.
- Una
fuente fiable de asesoramiento técnico sobre creación y gestión de
huertos, economía doméstica y nutrición (p. ej., de servicios de difusión
agrícola, servicios sanitarios, organizaciones no gubernamentales (ONG) y
organizaciones de agricultores).[3]
Pero más allá del
apoyo gubernamental, generalmente deficiente o inexistente, o de los requerimientos
técnicos, una huerta escolar debe contar con el apoyo y espíritu de entrega de
toda la comunidad escolar, quienes serán beneficiados y son los verdaderos
dolientes del proceso. Solo así, el proceso y las plantas podrán florecer de
modo que la calidad alimentaria se vea reflejada en el correcto desarrollo del
menor.
METODOLOGÍA
Un espacio para florecer
Las carencias
comienzan por el sitio que servirá de zona de cultivo. Este espacio debe ser
elegido estratégicamente, teniendo en cuenta que los animales de granja no
vayan a irrumpir en el lugar. También es necesario tener en cuenta la relación
entre luz y sombra del lugar de siembra. Esto es fundamental para decidir el
tipo de plantas a cultivar.
Una vez el sitio
sea seleccionado, será necesaria la intervención de la comunidad, en cuanto
mano de obra, para llevar a cabo las labores de limpieza y adecuación de la
zona. Esto incluye la delimitación y cercado del espacio. En conjunto, padres
de familia y estudiantes, serán los encargados de realizar la adecuación del
sitio y aportar los recursos necesarios para procesar el abono, aportar las
semillas, aportar herramientas y mano de obra.
Con los
estudiantes se seleccionan las plantas que serán cultivadas. Se prepara el
abono, la tierra, se elige si son plantas de luz o sombra para destinar el
sitio exacto de siembra. Días antes se compraran las plantas o en algunos
casos, se dejaran crecer en masetas para luego ser trasplantadas al sitio de
cultivo.
Luego en el día
de siembra, se prepara la tierra. Se introducen las semillas o se trasplanta el
cogollo. Se aplica el abono según sea necesario.
Día tras día a
medida que va creciendo la planta, se va llevando un control de crecimiento y
una valoración sobre la salud de la planta. Este proceso es llevado a cabo
enteramente por el estudiante, con la guía del maestro encargado.
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