domingo, 9 de diciembre de 2012


BUENAVISTA, CON ALIMENTO PARA TODOS






Proyecto de Aula Institución Educativa Primavera, Sede Buenavista




MILLER FIGUEROA MOSQUERA











PUERTO RICO, META
2012





PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La actividad agrícola de la vereda Buenavista está condicionada por dos factores importantes. Por un lado, las tierras destinadas a cultivo son poco fértiles. De otra parte, la principal actividad agrícola no está destinada a cubrir necesidades alimentarias.
De este modo, la calidad alimentaria de niños y niñas no está cimentada en su propia producción, sino que dependen de la comercialización con otras zonas del municipio. Así mismo, la enorme distancia entre el centro urbano y la vereda Buenavista, han llevado al declive del restaurante escolar, sin la posibilidad de ofrecer almuerzos, siendo obligado apenas un refrigerio para los estudiantes.



PREGUNTA DEL PROBLEMA

¿De qué manera se puede fortalecer la calidad alimentaria de los estudiantes de la Sede Buenavista?




 OBJETIVOS 


Objetivo General:

Fortalecer la calidad alimentaria de los estudiantes del Centro Educativo Primavera, Sede Buenavista, mediante la creación de una huerta escolar que aporte sus productos al restaurante de la sede.


Objetivos Específicos:

1. integrar los esfuerzos de la comunidad educativa para la adecuación, construcción del espacio físico donde se sembraran los productos alimenticios y recolección de insumos necesarios para el cultivo.
2. Generar un intercambio de experiencias con el Centro Educativo las Palmas, Sede Brisas del Valle, para la elaboración del abono orgánico que será utilizado en la huerta escolar.
3. Presentar los resultados de las actividades y componentes del proyecto a la comunidad educativa de la sede.
4. Socializar el proyecto y sus resultados a través de internet.


JUSTIFICACIÓN

La vereda Buenavista, en el municipio de Puerto Rico, responde a ciertas particularidades frente a la realidad alimentaria de niños y niñas, que afectan directamente la calidad de su desarrollo. Por un lado, los procesos productivos agrícolas de la región, no suplen necesidades alimentarias. Así mismo, la realidad de pobreza que sufren los habitantes de la vereda, los obliga a optar por actividades económicas de índoles diversas.

Por otro lado, la enorme distancia de la vereda con el casco urbano, ha afectado el sostenimiento del restaurante escolar. Como complemento, muy pocos padres de familia se han interesado en llevar el proceso que demanda el sostenimiento y trabajo propio del restaurante escolar.

En este sentido, el proyecto “Buenavista, con Alimento para Todos”, esta direccionado a crear y fortalecer la huerta escolar, en la que niños y niñas entraran a sembrar y cosechar diversos tipos de plantas, según las necesidades de la región y la curiosidad de cada estudiante.




MARCO CONCEPTUAL


Los huertos pueden ser definidos como sistemas de producción de alimentos de origen vegetal, generalmente en pequeñas parcelas de tierra - tanto en zonas rurales como urbanas - que contribuyen a mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y la economía de la agricultura familiar. Hay diferentes tipos de huertos, de acuerdo con su propósito y el tipo de actores involucrados: Huertos Comunitarios, Escolares, Familiares, Urbanos, Terapéuticos, Pedagógicos, etc. Sin embargo, hay algunas características que son comunes a todos ellos:

  • Pequeña escala: son cultivados en pequeños lotes de terreno.
  • Agricultura de proximidad: están localizados cerca de las familias, escuelas y comunidades.
  • Diversidad alimentaria: producen diferentes tipos de vegetales (legumbres, frutas, cereales, raíces, etc.).
  • Flujo continuo de producción: los alimentos son producidos a lo largo del año de acuerdo con su época de cultivo.
  • Auto-consumo: se destinan principalmente a al autoconsumo y también a la venta de algunos excedentes.
  • Producción de bajo costo: las inversiones son reducidas y la mano de obra es local.
  • Agroecología: en la mayoría de los casos utilizan prácticas agroecológicas.

La contribución de los huertos para la seguridad alimentaria y nutricional es evidente. Por un lado, proporcionan acceso directo y diario a los alimentos. En segundo lugar, proporcionan una mayor disponibilidad de alimentos para las familias y las comunidades sobre una base regular, garantizando la estabilidad en la producción y el consumo durante todo el año. La diversidad de productos frescos de los huertos mejora la calidad de la dieta desde el punto de vista nutricional. Por último, el exceso de producción proporciona ingresos adicionales a las familias y permitiendo el acceso a otros bienes y servicios (educación, vestido, vivienda, salud, etc.).[1]


Huertas escolares

Aunque una huerta escolar no está condicionado según la zona, rural o urbana, si vemos que las huertas escolares tienden a presentar mejores condiciones de producción cuando son creadas a partir del quehacer y conocimientos del campesino. En este sentido, cuando niños y niñas de un colegio rural unen esfuerzos para llevar a cabo un proyecto de agricultura, es la escuela el mejor lugar para llevar a cabo una experiencia de siembra, unido de paso al conocimiento generado a partir de la dinámica pedagógica del maestro, en conjunto con el saber heredado del estudiante, más el contexto del centro escolar como espacio para crear dicho conocimiento.

Los huertos escolares son áreas cultivadas en parcelas de tierra de las escuelas o en su proximidad y se desarrollan principalmente con fines de enseñanza, a pesar de que pueden resultar en recursos (alimentos e ingresos) para la escuela. Teniendo en cuenta la relación directa entre el hambre, la pobreza y el analfabetismo, organizaciones internacionales como la FAO, PMA y UNICEF reconocen la importancia de los huertos escolares en la promoción de la seguridad alimentaria y mejora de la calidad de la educación. Un estudio de la FAO identificó tres objetivos principales se pueden lograr a través de los huertos escolares:

  • Lograr que la educación de los niños en las zonas rurales y urbanas sea más pertinente y de mejor calidad a través de un aprendizaje activo y de la integración en los planes de estudio de conocimientos teóricos y prácticos sobre agricultura y alimentación, incluyendo el conocimiento de preparación para la vida.

  • Proporcionar a los alumnos una experiencia práctica en la producción de alimentos y manejo de recursos naturales, que actúe como fuente de innovación que puede ser transmitida a sus familias, así como aplicados en sus propios huertos y granjas familiares.

  • Mejorar la alimentación complementando los programas de alimentación escolar con productos frescos ricos en micronutrientes y proteínas, y aumentar el conocimiento de los niños sobre nutrición en beneficio de toda la familia.

Los huertos son una fuente de alimentos frescos y variados, con beneficios nutricionales importantes. La implementación de huertos en las escuelas puede desempeñar un papel clave en la mejora de los niveles nutricionales de los niños, ya sea por el acceso directo a una variedad de alimentos, o bien por la introducción de conocimientos sobre su valor nutricional, métodos de preparación y dieta adecuada. Estas iniciativas deben de ser acompañadas de conocimientos sobre prácticas de higiene y saneamiento. Los niños constituyen además, un vehículo de información sobre estas prácticas para las familias.[2]


Comienza la huerta

En términos generales, un proyecto de huerta escolar debe estar fundamentado en:

  • Disposiciones institucionales que permitan reunir y coordinar a los principales protagonistas, especialmente a los ministerios de educación, agricultura y medio ambiente, a fin de facilitar la elaboración de un marco de política nacional y de directrices para la ejecución, y prestar apoyo técnico para la planificación y puesta en práctica de los programas.
  • Capacitación para los docentes, los cocineros de los comedores escolares y los voluntarios de la comunidad en materia de planificación y gestión de huertos escolares y sobre cómo usarlos en la enseñanza y la alimentación escolar, así como la preparación de directrices de capacitación prácticas.
  • La integración de la horticultura en los planes de estudios a fin de que se asigne suficiente tiempo para los huertos escolares y las actividades didácticas conexas, sin afectar al resto del programa escolar.
  • La elaboración de material didáctico, incluidos libros de texto, medios visuales y vídeos.
  • Apoyo presupuestario para sufragar el costo del mejoramiento de tierras (p. ej., cercados, sistemas de riego) y de elementos relacionados con la explotación y mantenimiento de los huertos escolares.
  • Una asignación presupuestaria para los elementos básicos de los programas de alimentación escolar en todas las escuelas que cuenten con un huerto escolar.
  • El debido seguimiento y evaluación del programa.

Localmente es necesario:

  • Medios para hacer intervenir a la comunidad en donde esté situada la escuela por ejemplo, mediante asociaciones de padres y docentes en la creación y gestión del huerto escolar, incluyendo conocimientos especializados y asesoramiento locales, tierras y mano de obra voluntaria, así como posiblemente también algunos insumos.
  • Una fuente fiable de asesoramiento técnico sobre creación y gestión de huertos, economía doméstica y nutrición (p. ej., de servicios de difusión agrícola, servicios sanitarios, organizaciones no gubernamentales (ONG) y organizaciones de agricultores).[3]

Pero más allá del apoyo gubernamental, generalmente deficiente o inexistente, o de los requerimientos técnicos, una huerta escolar debe contar con el apoyo y espíritu de entrega de toda la comunidad escolar, quienes serán beneficiados y son los verdaderos dolientes del proceso. Solo así, el proceso y las plantas podrán florecer de modo que la calidad alimentaria se vea reflejada en el correcto desarrollo del menor.





METODOLOGÍA

Un espacio para florecer

Las carencias comienzan por el sitio que servirá de zona de cultivo. Este espacio debe ser elegido estratégicamente, teniendo en cuenta que los animales de granja no vayan a irrumpir en el lugar. También es necesario tener en cuenta la relación entre luz y sombra del lugar de siembra. Esto es fundamental para decidir el tipo de plantas a cultivar.

Una vez el sitio sea seleccionado, será necesaria la intervención de la comunidad, en cuanto mano de obra, para llevar a cabo las labores de limpieza y adecuación de la zona. Esto incluye la delimitación y cercado del espacio. En conjunto, padres de familia y estudiantes, serán los encargados de realizar la adecuación del sitio y aportar los recursos necesarios para procesar el abono, aportar las semillas, aportar herramientas y mano de obra.
Con los estudiantes se seleccionan las plantas que serán cultivadas. Se prepara el abono, la tierra, se elige si son plantas de luz o sombra para destinar el sitio exacto de siembra. Días antes se compraran las plantas o en algunos casos, se dejaran crecer en masetas para luego ser trasplantadas al sitio de cultivo.

Luego en el día de siembra, se prepara la tierra. Se introducen las semillas o se trasplanta el cogollo. Se aplica el abono según sea necesario.

Día tras día a medida que va creciendo la planta, se va llevando un control de crecimiento y una valoración sobre la salud de la planta. Este proceso es llevado a cabo enteramente por el estudiante, con la guía del maestro encargado.



[1] Tomado de: http://www.ieham.org/html/docs/Boletim_TS_7_Huertos_ES.pdf
[2] Tomado de: http://www.ieham.org/html/docs/Boletim_TS_7_Huertos_ES.pdf
[3] Tomado de: http://www.fao.org/sd/erp/SchoolGardensNoteS.pdf

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